A Muchos en estos días los escucho decir estamos por terminar el Año viejo y viene lo nuevo. “Es tiempo de limpiar mi oficina, la cocina, voy a vaciar el armario o guardarropa” y todo esto es bueno, pero ten cuidado.
El problema es cuando esto lo queremos llevar a nuestra vida y ahí no solo es desechar y olvidar, es volverlo a hacer, pero ahora con mas experiencia y construir de forma mejor.
En la cultura de lo que leemos en el Antiguo Testamento no vemos este tipo de pensamiento de sacar lo viejo y que venga lo nuevo. En Dios nada se desperdicia, El Padre no desecha lo vivido en el pasado para formar lo que quiere construir en el futuro.
En Cristo se construye y se sobre edifica una y otra vez, el crecimiento en tu vida es un proceso de Poda, Refinación, Volver a plantar y Avanzar.
Que significa esto? Que debemos de dejar esa actitud de querer dejar lo viejo para continuar adelante. Tu no destruyes un jardín a fin de año para que el próximo sea mas bonito y mas fuerte.
En casa tengo un árbol de mangos, pero a fin de año no lo abandono y siembro uno nuevo en otro terreno, mas bien lo cuido, lo riego y le damos una abonada y algo de poda y esto lo hace que se vuelva mas fuerte, pues tiene raíces que con el tiempo las raíces son mas fuertes y mas profundas para los nuevos retos por venir en esta nueva estación de vida.
Esas raíces de tu vida y llamado se han profundizado y hoy estas mas fuerte y mas preparado para lo que viene y esto es grande.
Pero ¿hacia donde vas hoy a que te esta convocando Dios, a que te esta invitando en nueva temporada?, sabes algo tienes que ir a mas.
Pero tienes que detenerte y analizarte: Hay relaciones que deben de terminar? Puede que existan hábitos que debes cortar de una vez por todas.
Hay errores que deben ser perdonados, olvidados y puestos en libertad, para construir sobre las experiencias buenas y malas y ver esos nuevos caminos y que el dolor que pudiste vivir era parte de tu crecimiento.
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